En Misión . . . en Chile

Chile es un país de América del Sur de habla hispana. Sus 4,329 Km (2,690 millas) de norte a sur, lo coronan como el país más largo del mundo. Además, la parte más angosta del país mide tan sólo 90 km (56 millas), de anchura, convirtiéndolo en el país más angosto del mundo. En materia de religión, la mayor parte de su población dicen ser materialistas y agnósticos.

Testimonio e historia

Con el desarrollo digital en su comienzo, en un mundo diferente al de hoy, nosotros los que guardamos el sábado y practicamos el principio de “Sola Scriptura“, nos sentimos solos y aislados durante 12 años. Como consecuencia, vino sobre nosotros una depresión espiritual muy fuerte que nos embargó por completo. Sintiéndonos impotentes, un sábado, nos arrodillamos y oramos al Señor con lágrimas en nuestros ojos, y con un nudo en la garganta. Cinco hermanos acordamos orar, todos le hicimos a nuestro Dios la misma pregunta: ¿Dónde están los que creen como nosotros? Glorificamos al Señor porque en menos de 48 horas estábamos en contacto con la familia del C.M.I., de la cual hoy somos miembros.

Se estableció una conexión web con la Iglesia de Dios (Séptimo Día) en Italia. Sin duda, este fue un punto de partida de comunión y hermandad que nos llevó a estudiar y corregir puntos erróneos en la doctrina, como la Trinidad y la celebración de la Navidad. Debido a esta reunión, hace ocho años se estableció la necesidad de solicitar la membresía al CMI.

El sábado siguiente a nuestra ferviente oración, lloramos de nuevo, pero esta vez de alegría. Habíamos encontrado una familia unida por la sangre de Cristo.

Evangelismo en Chile y Bolivia

Por la gracia de Dios, actualmente contamos con congregaciones pequeñas pero activas en todo Chile. Aún más, Dios nos permitió abrir una obra en nuestro vecino país de Bolivia.

Una vez que nos hicimos miembros del Congreso Ministerial Internacional, hicimos planes junto al representante de la Zona 3, Jorge Gillig, para llevar el evangelio a Bolivia. Nosotros pensábamos hacerlo en la capital administrativa de ese país, la ciudad de La Paz.

Durante ese tiempo, una de nuestras hermanas (hoy ya fallecida), estaba vendiendo productos en la playa durante el verano y al mismo tiempo repartía folletos de las buenas nuevas de salvación; ella se encontró con una mujer de nacionalidad boliviana quien se encontraba en un estado de preocupación y gran angustia. Nuestra hermana no dudó en extenderle una cordial invitación al servicio de oración.

La angustia de esta mujer era profunda. Su pequeño nieto, Miguel, de tan solo 5 años de edad, estaba recibiendo un difícil tratamiento contra el cáncer. La enfermedad ya le había costado la

pérdida del ojo derecho, además de un terrible diagnóstico: El tumor seguía creciendo y era necesario extirparlo con urgencia. Sin embargo, eso implicaba que el pequeño perdería su ojo izquierdo. Si no removían el tumor, una parte importante de su cerebro se vería afectada. En el mejor de los casos, el pequeño nieto de esta mujer quedaría con muerte cerebral, y, en estado vegetal.

Muy pronto, la congregación decidió enviarme a Bolivia para buscar al niño y ungirlo. En el nombre de nuestro Señor, recorrimos por vía terrestre los 1159 km que nos separan de Santa Cruz, la ciudad en Bolivia donde reside Miguel. Finalmente, logramos encontrar al niño. Después de un gran saludo, procedimos a ungirlo de acuerdo a la instrucción bíblica. Por fe, nunca desistimos, y continuamos orando en la iglesia para que el poder de Cristo se manifestara en Miguelito y en su terrible cáncer.

Se dio seguimiento al proceso de extirpación del tumor y el pequeño fue enviado a Argentina para ser operado.  La Iglesia de Argentina tuvo las mejores atenciones para con el niño y su mamá.

Cuando se llegó el momento de la operación, el médico a cargo le dijo a su mamá y a algunos hermanos de nuestra iglesia que tuvieran paciencia mientras esperaban noticias en la sala de espera. En cierto momento la madre de Miguel oyó que llamaban su nombre para que se presentara en un lugar específico donde estaban los médicos. Para su asombro le preguntaron ¿Por qué trajo al niño? Temblorosa y sollozando respondió, “Por el tumor canceroso que sigue creciendo”. Nadie esperaba la respuesta que dieron los doctores: “No hay ningún tumor canceroso activo. Todo está bien. Puede llevarse a su hijito a casa”. ¡El poder de Jesús se había manifestado!

Para gloria de nuestro Señor, la Iglesia de Dios (Séptimo Día) se estableció en Bolivia, pero para sorpresa nuestra, no fue en La Paz como lo habíamos proyectado, sino fue en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, la tierra de nuestro pequeño hermano Miguel.

Propuestas y mejoras

En Chile, sentimos dolor por cada ser humano que ha fallecido, o que ha empobrecido por esta pandemia, pero viven bajo esta convicción bíblica: “no tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová” (Salmo 112:7) Sentimos que tenemos que disfrutar de esta nueva forma de hacer las cosas, y hemos decidido iniciar un renacimiento evangelístico digital que alcance a todo el país. También estamos haciendo ajustes práctico a fin de establecer grupos familiares en todo Chile.

Nuestro objetivo más importante es difundir las buenas nuevas de que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado, y se levantó al tercer día. A partir de ahí, queremos conectar a los conversos para que se reunan en grupos que estén unidos en doctrina y misión.

Al ser una misión pequeña, nuestros recursos son muy limitados. El apoyo de Cristo Viene ha sido vital para poder establecernos en todo el territorio y apoyar la recientemente formada congregación en Bolivia.

Trabajar para el evangelio en un país lleno de materialistas y agnósticos es complicado, agotador y desafiante. Pero nos alegramos al saber que el Señor ha estado con nosotros. Por esa razón, nos encanta proclamar: “Viva Jehová, y bendita sea mi roca, Y enaltecido sea el Dios de mi salvación” (Salmo 18:46).

¡Viva Jehová!

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Enfocándonos en los Fieles: Pedro Una Historia de Dos Profetas

Written By

Pastor Enrique Vega Rojas lives in Iquique, Chile, with his wife of 26 years, Alejandra de las Mu–ecas Ardiles. They have three children. Scripture quotations are from the New Living Translation.

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