Los Evangelios y el Tiempo

Los cuatro Evangelios son retratos asombrosamente complejos del Hijo de Dios. Cada relato “pinta” verbalmente su tema desde muchos ángulos diferentes, capturando diferentes aspectos del evangelio tal como una piedra preciosa cortada y pulida capta y refleja la luz de manera diferente desde sus múltiples facetas.

Uno de esos aspectos de las buenas nuevas es la forma en que Jesús se relaciona con nosotros en el tiempo. Muchas veces no pensamos en ello, pero el tiempo fue parte del anuncio del evangelio. Marcos nos dice que Jesús proclamó: “Se ha cumplido el tiempo. . . . El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!”. (1:15). Lucas también muestra esto: “La ley y los profetas se proclamaron hasta Juan. Desde entonces se anuncian las buenas nuevas del reino de Dios” (16:16). Lucas incluso retrata a Jesús criticando a la gente de Jerusalén precisamente “porque no reconociste el tiempo en que Dios vino a salvarte” (19:44).

De hecho, el evangelio de Jesucristo no se puede separar del tiempo. Cada uno de los cuatro Evangelios da una perspectiva diferente sobre esto.

Evangelio del pasado

Esta dimensión del tiempo es particularmente fácil de ver en el relato de Mateo, que está profundamente arraigado en el pasado. Mateo continuamente mira hacia atrás a lo que está escrito en las Escrituras Hebreas, a las profecías y promesas del Mesías que vendría. De hecho, hay unas 70 referencias en el Evangelio de Mateo que se citan del Antiguo Testamento.

Este es un número asombroso de citas para el tamaño del libro, y un número que supera con creces las citas del Antiguo Testamento que se encuentran en todos los demás Evangelios. Incluso se podría llamar a Mateo el Evangelio del cumplimiento, ya que continuamente nos dice que ocurrieron acciones o eventos en la vida de Jesús que “podrían cumplirse” o “se cumplieron” (1:22; 2:15, 17, 23; 4:14; 8:17; 12:17; 13:35; 27:9, 35). Y como dijo Jesús en Sus propias palabras, “No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento” (5:17).

Incluso aparte de los muchos ejemplos de profecías cumplidas del pasado, Mateo usa con frecuencia la expresión “Escrito está”. Nuevamente, esto dirige a sus lectores al pasado y a la evidencia de la identidad de Jesús como el Cristo prometido. También les muestra cuán arraigada estaba la enseñanza de Jesús en los cimientos de la cultura judía y la ley bíblica (cf. 4:4, 7, 10).

Curiosamente, Mateo a menudo no ordena su material cronológicamente. Simplemente lo organiza por temas. En este hecho vemos de nuevo la importancia en su Evangelio no de cómo sucedieron las cosas en el presente sino de cómo los hechos ocurridos cumplieron las palabras del pasado.

Mateo nos señala al pasado para ver mejor el evangelio de Aquel prometido allí.

El evangelio aquí y ahora

El Evangelio de Marcos está firmemente establecido en el presente en el sentido de que no apela continuamente a profecías pasadas como lo hace el relato de Mateo, sino que mira más directamente a las obras de Jesús aquí y ahora. De hecho, el “aquí y ahora” resume a la perfección el énfasis en el tiempo de Marcos. Este Evangelio no solo se mantiene dentro del tiempo de las acciones registradas, sino que también subraya continuamente la inmediatez de las acciones de Jesús “ahora”.

Por ejemplo, Marcos nos dice (énfasis agregado) que al comienzo del ministerio de Jesús, “en seguida el Espíritu lo impulsó a ir al desierto” (1:12); “al momento dejaron las redes y lo siguieron” (v. 18); “en seguida los llamó” (v. 20); “su fama se extendió rápidamente por toda la región de Galilea” (v. 28). El patrón continúa a lo largo del Evangelio de Marcos. La palabra griega eutheos, traducida como “inmediatamente”, “al momento”, “en seguida”, etc., aparece no menos de 42 veces en Marcos. Este y otros términos de tiempo dan inmediatez a eventos importantes e incluso a acciones cotidianas en la vida de Jesús. Marcos usa constantemente el tiempo presente histórico para mostrar la dedicación y el trabajo continuo de Jesús.

La historia de Jesús centrada en el presente de Marcos nos desafía a vivir nuestra parte en el llamado de Dios haciendo lo que se nos ha dado para hacer, ahora.

El evangelio del futuro

La perspectiva de Lucas a menudo implica un enfoque en el futuro. Por ejemplo, en su Evangelio encontramos el uso continuo del tiempo en futuro, como en “el Hijo del hombre se avergonzará . . .” (cf. 9:26; 12:8, 10; 22:22, 69). Vemos cuán pronunciado es este patrón cuando nos damos cuenta de que, en comparación con Marcos, que tiene 89 apariciones de referencias en tiempo futuro, el relato de Lucas usa estas mismas referencias 243 veces. En Mateo, la gran mayoría de los casos del tiempo futuro suceden en sus citas de profecías pasadas que dicen: “Tal y tal sucederá”. En Lucas, el énfasis está casi por completo en palabras pronunciadas en el presente, refiriéndose a acciones o eventos futuros.

Por ejemplo, Lucas es diferente al relato de Marcos. Marcos no separa claramente el regreso de Jesús de los eventos de esa época y la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70 d. C. (“Pero en aquellos días, después de esa tribulación”, Marcos 13:24). Sin embargo, Lucas proyecta más claramente el regreso de Jesús en un futuro distante al escribir: “los gentiles pisotearán a Jerusalén, hasta que se cumplan los tiempos señalados para ellos” (21:24).

Lucas continúa su perspectiva futura del evangelio de Jesús en Hechos. Él comienza este libro con las palabras de Jesús, culminando en “cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (1:8). Estas promesas que miran hacia el futuro son reforzadas por el mensaje angélico acerca de Cristo en Su ascensión: “Es necesario que él permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, como Dios lo ha anunciado . . . ” (3:21).

Lucas continuamente nos señala los aspectos futuros del evangelio de Jesús.

El evangelio de la eternidad

Así como el Evangelio de Juan es diferente de los otros tres en muchos aspectos, de la misma forma su perspectiva y enfoque en el tiempo son únicos. Primero, Juan enfatiza la importancia del tiempo en el ministerio de Jesús más que cualquier otro escritor de los Evangelios. Su relato se puede dividir en dos mitades: el ministerio de Jesús (capítulos 1-12) y los últimos días de la vida de Jesús (capítulos 13-21).

Juan une esta división mediante el uso de siete marcadores de tiempo con respecto a la “hora” de Cristo. Tres veces en la primera mitad de este Evangelio encontramos alguna variante de la expresión “todavía no ha llegado mi hora” (2:4; 7:30; 8:20). Luego, cuatro veces en la segunda mitad del Evangelio, encontramos variantes de “ha llegado la hora” (12:23; 12:27; 13:1; 17:1). Pero la “hora” de Jesús siempre se ve en el contexto de la eternidad.

Mientras que los primeros tres Evangelios a menudo se enfocan en el pasado, presente y futuro, respectivamente, el relato de Juan utiliza una visión más amplia. Así como su audiencia era universal, la perspectiva de Juan es eterna. Comenzando con “En el principio” (1:1) y terminando en un futuro eterno (21:22-25), la narración lo abarca todo en su visión del tiempo. A lo largo de su Evangelio, Juan nos señala repetidamente aspectos de la eternidad. Por ejemplo, el énfasis repetido sobre el reino de Dios que tienen los primeros tres evangelios no lo tiene Juan. En cambio, Juan pone énfasis continuo en la vida eterna (3:15, 16, 36, et al). Juan pinta un retrato de Jesús como el Eterno que vino en amor y verdad, para llamarnos a la eternidad.

Fue, es y vendrá

El patrón de pasado-presente-futuro-eternidad que se encuentra en las cuatro descripciones canónicas de la vida y el ministerio de Jesús es tan claro que podríamos preguntarnos si el arreglo de los Evangelios tal como los tenemos es más que una coincidencia. ¿Podría su orden ser parte de la inspiración de cómo nos han llegado los relatos de los evangelios? No tenemos forma de saberlo, por supuesto.

Cualquiera que sea el caso, los cuatro Evangelios muestran que el tiempo es parte del evangelio de Jesucristo. Aunque Dios trasciende el tiempo, Él es, no obstante, “el que es y que era y que ha de venir” (Apocalipsis 1:8). Quizás es por eso que Dios nos ha dado el evangelio de Cristo no en un solo momento sino a lo largo del tiempo.

Lo cierto es que Dios sitúa los acontecimientos en el tiempo como un maestro joyero coloca las piedras preciosas en sus engarces. No estarían tan perfectamente colocados de otra manera. Los diferentes aspectos del evangelio de Jesucristo se ubican en el tiempo exactamente de esa manera.

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Written By

R. Herbert holds a Ph.D. in ancient Near Eastern languages, biblical studies, and archaeology. He served as an ordained minister and church pastor for a number of years. He writes for several Christian venues and for his websites at http://www.LivingWithFaith.org and http://www.TacticalChristianity.org, where you can also find his free e-books. R. Herbert is a pen name.

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