Pocas palabras inspiran más bostezos que la palabra «administración». Inmediatamente vienen a la mente imágenes de formularios que hay que rellenar y de obstáculos burocráticos que hay que salvar. Sin embargo, todos estamos de acuerdo con los principios bíblicos de buena mayordomía y rendición de cuentas. Entonces, consideremos por un momento cómo la administración de la Iglesia nos ayuda a ser buenos en mayordomía y en rendición de cuentas.
[bctt tweet=»La administración de la Iglesia nos ayuda a ser buenos en mayordomía y en la rendición de cuentas. – Loren Gjesdal» via=»no»]
Primero, una definición. Un mayordomo es alguien a quien se le ha confiado la supervisión de los recursos de otra persona. Entonces, una buena mayordomía es el uso productivo de esos recursos para lograr los objetivos del propietario. Dos parábolas que Jesús contó nos ayudarán a pensar en nuestro papel como mayordomos en Su reino actual.
La Mayordomía en la Parábola de los Talentos
La primera es la conocida Parábola de los Talentos. Recuerde que Jesús describió a un individuo rico que se iba de viaje y le dejó a 3 sirvientes, 5 talentos, 2 talentos y 1 talento, respectivamente. Los dos primeros siervos son elogiados por hacer un uso productivo de los recursos del amo mientras él estaba ausente y se les concedió la recompensa del favor del amo.
Es importante destacar que el siervo más productivo recibió el uso adicional del talento del siervo improductivo (Mateo 25:14-30).
Administración de la Casa del Dueño de la Tierra
La segunda parábola tal vez sea menos familiar, pero no menos importante para que la consideremos. Jesús describe nuevamente a un propietario que se va de viaje y confía el cuidado de su casa a sus sirvientes. Luego hace esta pregunta:
«¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?» (Mateo 24:45)
En otras palabras, Jesús nos pide que pensemos como si fuéramos los propietarios. ¿A quién le confiaría la supervisión de su casa hasta su regreso? A quien ya se encuentra atendiendo las necesidades de la misma en su ausencia es la respuesta.
«Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.» (Mateo 24:45-47).
Administradores de Sus Recursos
Un par de puntos de aplicación deberían resultar obvios. La Iglesia de Dios es el Cuerpo de Jesús, Su Casa de Fe. A la Iglesia se le han confiado una serie de recursos, incluyendo propiedades físicas, dinero, pero lo más importante son las personas y sus capacidades, así como el Evangelio mismo. Nuestro maestro está físicamente ausente, pero tenemos la promesa de Su regreso.
Entonces, la pregunta que deberíamos hacernos hoy como mayordomos de Sus recursos es: «¿Estamos haciendo un uso productivo de Sus recursos hasta que Él regrese?»
Rendición de Cuentas ante Jesús
El segundo punto de aplicación debería llamarnos especialmente la atención. Debemos rendir cuentas ante Jesús por el uso de todos estos recursos. Esto significa que nuestros libros serán revisados, nuestros gastos examinados, nuestras actividades evaluadas, con esta pregunta específica en mente: «¿Usamos lo que Él nos ha confiado para lograr Sus objetivos?»
Idealmente, la administración de la Iglesia no debería ser un impedimento para un ministerio fructífero, sino más bien procesos y salvaguardas que nos ayuden a ser buenos mayordomos, listos para recibir el elogio de Jesús cuando Él audite nuestros libros y ministerios.
Las políticas y los requisitos de presentación de informes están diseñados para garantizar que los recursos de Jesús se utilicen para sus objetivos y no para el beneficio personal de nadie. Al garantizar el cumplimiento de los lineamientos estatales y del IRS, las buenas políticas protegen la reputación de la Iglesia de Jesús y al mismo tiempo maximizan el uso de Sus recursos para propósitos ministeriales (en lugar del pago de impuestos, sanciones, multas, etc.).
[bctt tweet=»La administración de la Iglesia tiene que ver con la mayordomía y la rendición de cuentas. – Loren Gjesdal» via=»no»]
La administración de la iglesia tiene que ver con la mayordomía y la rendición de cuentas. Jesús enseñó estos principios claramente. Los formularios, procedimientos y requisitos de presentación de informes a veces pueden parecer un impedimento para el ministerio, como obstáculos burocráticos innecesarios. Pero cuando se diseñan bien y se implementan correctamente, una buena administración de la iglesia garantiza que la Iglesia de Jesús esté utilizando Sus recursos para Sus objetivos.
Si desea obtener más información sobre cómo establecer e implementar políticas y procedimientos para una buena mayordomía y rendición de cuentas, en preparación para el examen de Jesús, para que usted y su iglesia puedan escuchar «bien hecho» (¡no es una cuestión como para bostezar en lo absoluto!), entonces considere ¡Tomando el curso Artios LEA 331 Administración de la Iglesia este periodo Primera Parte de Primavera!