Reflejando la Puesta del Sol
Los bosques son grises — una mezcla lúgubre y enmarañada
Como un viejo nido de ratón, frágil, seco,
La hojarasca que se convierte en ceniza.
Así soy yo.
Las ramas frágiles carecen de belleza para crecer,
No provocan risas alegres, ni lágrimas para derramar,
Resuenan con cada golpe.
Se caen, ya casi muertas.
Sin embargo, cuando el repentino atardecer llega
Con gloria ardiente cada cabeza se levanta
Las ramas miran
Y, capturadas en el esplendor, brillan.
Por la luz del Hijo se iluminan, elevan, guían,
Así también, nosotros resplandecemos.
Kayla Cannon





