Yendo Por el Camino Equivocado

Confía en el Señor de todo corazón,  y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas (Proverbios 3:5, 6, NVI).

Mientras iba de camino por la autopista hacia la casa de los abuelos, escuché cuando prendió la temida advertencia de “combustible bajo”. Lo sabía, pero había olvidado que había poca gasolina. Afortunadamente, había una gasolinera más adelante no muy lejos del maltratado camino. Retrasaría nuestra llegada sólo unos minutos. Podría llegar a la estación, pero quizá no llegaría a casa de mis abuelos si no paraba a poner gasolina.

Cuando le dije a mi familia que nos íbamos a desviar un poco, los que venían en la parte trasera del auto estallaron en gritos de desesperación: “¡Vamos por el camino equivocado!” Mis hijos estaban familiarizados con la ruta hacia la casa de los abuelos y cuando di la vuelta se dieron cuenta que era el camino equivocado.

En estos días, a menudo pienso en esa ocasión. En muchos sentidos, prácticamente en todos los sentidos, parece que nuestra nación va por el camino equivocado. Arriba es abajo. Lo malo es bueno. El bien es el mal. El mal es bueno. No parece posible que esto sea lo que Dios nos ordenó. Escucho mucha desesperación cuando la gente se lamenta de que vamos por el camino equivocado. Yo también lo siento. Pero esta es la cuestión: Dios tiene el control.

Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11).

Yo tenía el control de mi vehículo durante ese viaje a la casa de mis abuelos; no estaba dormida al manejar. No tuve un lapso de lucidez. Sí, momentáneamente íbamos por el camino equivocado. Pero esa desviación fue crucial. Si no ponía gasolina, podríamos haber estado en un verdadero aprieto en el camino. Tenía que hacer preparaciones para todo el viaje, no solo para ese momento.

Así pasa hoy con la desenfrenada salida de todo lo cristiano. Dios no está dormido al volante. No nos ha perdido de vista. Estoy empezando a creer que Él nos está preparando. Él sabe mucho mejor que nosotros lo que nos espera y lo que necesitamos para el viaje. Dios es fiel. ¡Su Palabra es verdadera!

La pregunta es, ¿confiamos en Él? Él nos ha ordenado que cada uno de nosotros sea parte de la historia (Su historia) en este preciso momento. No debemos temer que nos perderemos en el camino o que nunca lo lograremos. Simplemente necesitamos aferrarnos a las promesas de Dios, sabiendo que Él es digno de confianza. Pase lo que pase, Él estará con nosotros.

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).

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La Eterna Fidelidad de Dios ¡Fiel!

Written By

Raised in the Worldwide Church of God, Sarah Andrews now attends Church of God (Seventh Day) in Spokane, WA, with her husband, three daughters, and several of her extended family.

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